¿CÓMO SE MANIFIESTAN?
Desobediencia
Por naturaleza, tendemos a no obedecer, por ello la desobediencia es una respuesta natural. Tal desobediencia se manifiesta llamativa, cuya finalidad es fastidiar a sus progenitores para obtener así su atención, aunque sea a través de una reprimenda. Recuerda que lo que para ti es una reprimenda, para muchos niño/as es la única forma de atención que consiguen de sus padres/madres, por eso les hacen la vida imposible, para conseguir de ellos la atención que no obtienen.
Retraimiento
El nacimiento de un hermano/a puede hacer que se vuelva retraído, su autoestima se deteriore por el sentimiento de ser apartado de una situación familiar nueva, donde se ha dado cabida a un nuevo miembro en detrimento suyo. Los niño/as que se retraen por esta situación dejan de interactuar con los demás como lo hacían hasta entonces, inician más juegos en solitario y procuran salir menos de casa, se refugian en un mundo creado por ellos, en el que se sienten cómodos, seguros y protegidos, monstrándose inseguros y temerosos.
Búsqueda de atención
Cuando se atiende al bebé es normal que el hermano/a esté siempre a su alrededor, incordie un poco, interrumpa los cuidados que hay que darle,... en definitiva conductas que buscan la atención, donde más se le ignore más llamativas serán sus conductas. El fin es conseguir la atención de los padres/madres, recobrar de alguna forma, aunque sea ilusoria, el "trono, el poder" que cree haber perdido.
Lloros
Los niño/as que sufren celos tienen más rabietas y lloran más. Tal estrategia es eficaz y demoledora ya que es la manera en que quieren obtener la atención y no hay mamá/papá que no sucumba desesperadamente ante el “chillón” lloro de sus hijos/as, cayendo de este modo en la trampa construida por ellos. Pero ¡ojo!, que el lloro puede convertirse en el modo de comunicación prioritario del niño/a con sus padres/madres y ano hay que reforzarlo, sino que potenciar los momentos en los que vuestro hijo/a os solicite las cosas correctamente. No hay que enseñar que puede conseguirlo todo cuando llora, y no consolar su malestar y su llanto, sino que existen otras maneras de que les prestéis atención y mediante las cuales podréis mantener un contacto más positivo, sin mediación de nervios, agitación y llanto por parte de ninguno.
Conductas de fastidio al nuevo hermano/a
Son frecuentes las conductas deliberadas de molestar al hermano/a pequeño/a para molestar también de este modo a los padres/madres, para llamar su atención. Son conductas negativas del tipo de dar empujones o pellizcos, quitarle su muñeco preferido o el chupete, incluso abrumándolo con excesiva atención. No son conductas violentas ni agresivas, sino más bien pequeñas conductas negativas muy frecuentes, como pequeñas gotas de agua que acaban colmando el vaso de la paciencia de muchos padres/madres.
Agresividad
Puede ponerse irritable, insultar y pegar a su hermano/a como manifestación de sus celos, todo con tal de llamar la atención. El modo de resolver el problema por parte de los padres/madres es de suma importancia. Se debe enseñar al niño/as a controlar esa agresividad hablándole sin reproches para no acrecentar el problema. Si resuelven los problemas de un modo agresivo, se incrementa la probabilidad de agresividad en general y con su hermano/a en particular. Los ambientes familiares tensos dan lugar a un mayor número de conductas agresivas por parte de los miembros.
Alteraciones del sueño y de la conducta alimentaria
El niño/a celoso puede mostrar inapetencia y tener pesadillas, terrores nocturnos, insomnio, etc., como una manifestación de su malestar. Es la forma en que el niño/a está dando salida a su preocupación, a esa vivencia nueva y extraña que no sabe muy bien cómo encajar.
Colaboración y obediencia
Así es como se manifiestan los celos en muchas ocasiones, mediante conductas de cuidado e interés hacia el hermanito/a. Los padres/madres expresan que su hijo/a quiere mucho a su hermanito, que le baña, que juega un montón con él….
Veamos porqué puede manifestarse este comportamiento:
Puede estar motivado para encubrir los celos delante de los padres/madres y los cuales sólo aparecerán a solas con el hermano/a. Este comportamiento busca la atención de los padres/madres bajo la creencia de que se obtendrá por realizar conductas que ellos esperan de su hijo/a hacia el nuevo miembro familiar.
Puede estar motivado para compensar el sentimiento de culpa que le provocan los celos al niño/a. De este modo oculta sentimientos negativos que a veces tiene dificultad en reconocer.
Puede deberse a que el niño/a vive de un modo maduro e independiente la llegada de su hermanito, por lo tanto sería una conducta totalmente saludable y que habría que fomentar para que el niño/a incrementase la confianza en sí mismo.
¿CÓMO AFRONTARLOS?
Los celos infantiles son una conducta evolutiva de carácter transitorio:
Inicialmente, los celos no son más que una de las tantas conductas evolutivas, por lo que tienen un carácter transitorio. No obstante, debemos ayudarles a superar la situación que está viviendo, porque aunque estos sentimientos sean normales, pueden generar una ansiedad considerable debido a su falta de madurez cognitiva y afectiva, la cual le impide entender qué sucede y cómo resolverlo, y aquello que en principio parece aceptable y transitorio, puede convertirse en inconveniente y permanente si no se aborda y se maneja con tacto.
Es muy importante que los padres/madres/educadores/as afrontemos adecuadamente este problema de los celos infantiles e intentemos remediarlo antes de que evolucionen hacia estadios más complejos, donde dejen de ser una respuesta adaptativa transitoria para convertirse en una respuesta desadaptativa y permanente que se extienda a otros ámbitos de la vida, alterando en forma desmedida el funcionamiento cotidiano del niño/a.
Los celos surgen como respuesta a una nueva situación:
La llegada de un hermano/a supone una ruptura del equilibrio en el ambiente del niño/a. Este necesita adaptarse a la nueva situación para “crecer”, porque “crecer” no es sino enfrentarse a situaciones nuevas y ser capaz de asimilarlas. El nuevo equilibrio supone la elaboración del conflicto, para el cual los padres/madres/educadores/a seremos la guía y el apoyo fundamental, mediante un paso evolutivo hacia delante aprendiendo a soportar, manejar y resolver con eficacia una situación desagradable que llevará al niño/a a acomodarse a su nuevo entorno.
Los celos infantiles suponen un período de estrés y sufrimiento:
La llegada de un nuevo bebé es vivida por el niño/a con desasosiego, desesperanza e incluso, indefensa. El sufrimiento del niño/a ante el desplazamiento de la mirada hacia otro le hace comportarse y sentir de un modo diferente. Los celos emergen como consecuencia de la falta de atención ante las múltiples necesidades internas que sufre al ver que no se le atiende como antes y que ha perdido la exclusividad de la que disfrutaba antes. La mamá y el papá no actúan con la rapidez que lo hacían antes y muchas veces tiene que esperar a que finalicen los cuidados al hermanito/a. Esta nueva situación tiene que asimilarla progresivamente; mientras tanto, no le queda otro remedio que padecer los accesos de celo.
Los celos infantiles alteran la dinámica familiar:
La inclusión de un nuevo miembro en la familia altera la estructura funcionamiento de la familia por el necesario reparto a que obliga. Durante el tiempo que transcurre hasta el nacimiento del nuevo hermanito/a, el primogénito recibe el cariño, cuidado y tolerancia de los padres. Una vez que nace el hermanito/a, la atención se reparte entre ambos hijos/as, pero sin que los padres se den cuenta de que se produce una transformación en la que el cuidado, cariño y tolerancia se transfieren sustancialmente al pequeño/a mientras que al mayor le empiezan a llover las prohibiciones, responsabilidades y exigencias. Se produce, por tanto, una variación en la calidad y cantidad afectiva que recibe el niño/a.
En definitiva, es importante no variar las rutinas del niño/a tras el nacimiento de un hermano/a, evitando no alterar las costumbres que se tenía antes de nacer el nuevo bebé. Procurar participar en sus juegos, estar en la mesa a la hora de comer o cenar, prepararle su merienda preferida y permitirle que se acurruque en tus brazos. Procurar que el momento que tenías reservado para él no se altere y hacerle partícipe de los cuidados de su nuevo hermano. Así, para él/ella también, la familia será un trabajo de equipo.
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